Llevamos años casados, muy bien todo. Nos amamos, pero desde hace un tiempo la relación no va bien. Yo mismo la alenté para salir con sus amigas, no nos gustaba dejar los niños cuando llegaron a cualquiera, y no siempre tenemos la oportunidad o nos apetece con ellos. Ella pasó por una crisis personal y pensé que sería muy bueno que saliera más. Pero eso se ha vuelto en mi contra. No para de salir, todas las semanas, varias veces. Cenas de trabajo, compañeras, amigas. Casi todas sus amigas son separadas y sé que muchas veces buscan y encuentran sexo. Poco a poco empecé a sospechar, quizás a perder la confianza. Se ha ido, en ocasiones, hasta todo un fin de semana sola.
Llegó un punto en que se lo planteé, y le dije que no me gustaba su asiduidad, pero ha seguido igual. Hemos llegado a discutir como nunca, pero nada, dice que si no confío en ella es mi problema pero que va a seguir saliendo, que quiere hacerlo.
Yo me pregunto si es más importante eso que nuestro matrimonio, el motivo de por qué no es capaz de reducir esa asiduidad. También me está decepcionando como madre. Los niños preguntan por ella, por qué se va. Le dicen que no se vaya pero ella nada, sigue saliendo una y otra vez. Los jueves, los viernes, comidas, cenas, viajes, incluso algún fin de semana. Cualquier excusa es buena. Hasta su hermana soltera que vive a unos kilometros le sirve de pensión.
Hace días que no dormimos juntos y estoy pensando separarme. Quisiera encontrar una solución, por ella y los niños, pero no la veo. No estoy dispuesto a soportar esto más tiempo.
En cuanto a lo de por qué no salimos nosotros. Siempre lo hemos hecho, pero desde esto me apetece menos. Cuando lo hago, a solas con ellas, me siento como obligado, como si tuviera que competir con sus amigas y compañeras de trabajo. Cualquier comentario de ella me lleva a ese pensamiento. La relación con sus amistades está también muy deteriorada.
Por otro lado me da miedo ponerle un ultimatum. No veo qué puedo hacer. Llegué a pensar que se le pasaría, que lo de los cuarenta, que si esto y lo otro. Cada vez es peor, es como una droga. Estoy muy desesperado y a veces comprendo que algunos hombres, por esta impotencia de ver como todo se hunde, empleen la violencia. Cuando la veo salir por la puerta, lo juro, me entra un calor por dentro que un día voy a hacer una locura.