Petición a las que van a tener su gran boda blanca

Perdonad por ser un poco aguafiestas, pero por mucho que me esfuerce no entiendo porque la gente sigue celebrando sus bodas por todo lo alto y gastándose una millonada.

Y no me digáis que a lo largo de vuestra vida, siempre que a alguien le invitaban a una boda, no habéis oido los típicos comentarios de queja de:
... este año tengo tres bodas. Me va a salir por un ojo de la cara".
O: "Nos invitado el hijo de la prima de la tía de no sé quién. Pues abrá que ir. Y encima lo hace lejos. ¡Ya podía poner autocar!".

En resumen, jamás he oido a nadie al que le alegrara al cien por cien ir a una boda, más que nada, por el desembolso que supone la gala.

Yo, desde luego, pasaba de tener tan malas vibraciones en mi boda. O de que me pasara como a otras parejas que para hacerlo más cómodo eligieron un restaurante en el centro de la ciudad y luego no les llegó ni para pagar el banquete.

Y, ¿de donde sale lo gastarse un par de miles de euros en el vestido de novia? ¡¿Para qué?! Y lo que me parece una gilipollez es lo de los invitados. Primero se quejan de tener que ir a la boda, pero luego se compran un vestido de fiesta diferente para CADA boda. Pero, ¿quién se va a fijar? Yo, a las bodas que no me puedo librar, o sea a las que me apetece ir, voy siempre con el mismo vestido. Y nadie recuerda que fuese el mismo.

Así que, bueno, yo os quería pedir, que no os pongáis a invitar a diestra y siniestra. A mucha gente le podéis poner en un verdadero compromiso con ir a vuestra boda.
Como hace mi cuñada. Que con 26 años ya se casa por segunda vez: primero en la capital de otro país, ahora, no sólo en otro país, sino a diez horas en coche desde el aeropuerto. Y cree que a mi me va a encantar pagar cuatro billetes de avión y hacer un viaje de doce horas con dos niños pequeños.

A ver, en la boda, lo único estrictamente necesario son los novios, dos testigos y el cura o el juez. ¿Para qué más?